Al crecer mi padre siempre me dijo que nunca iniciara un fuego con gasolina, pero por supuesto, nunca lo escuché porque, en mi mente inmadura pensé que la gasolina hacia todo más fácil. Así que hace un par de meses, me estaba preparando para quemar una gran pila de madera en el patio trasero de mí casa, he intenté durante casi una hora encender el fuego con papel y fósforos, pero por alguna razón no se prendía. Estaba tan frustrado que agarré la lata de gasolina y comenzó a echar gasolina por toda la madera. Yo estaba de pie sobre esta enorme pila de madera, derramando litros de gasolina, y de alguna manera una de las pequeñas llamas que había comenzado más temprano esa tarde, volvió a la vida y encendió toda la gasolina. Yo estaba envuelto en una bola de fuego y me quemé todo el brazo y la cara. Recuerdo tener tanto dolor, que deseaba haber prestado atención a lo que mi padre me dijo, pero nunca creí en los peligros de la gasolina hasta que me quemé.

Todos nos hemos visto obligados a seguir las reglas toda la vida y siempre estamos tratando de encontrar maneras de sacarles la vuelta (de evadirlas), pero ¿Acaso es prudente desobedecer una regla que se hizo para mantenernos a salvo? En el libro de Mateo vemos a Jesús enseñando una gran multitud de personas, y él comienza repasando una lista de las cosas que debemos y no debemos hacer. Él dice: ” Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio.” Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón.” El más se refiere a la regla anterior, la que la gente estaba haciendo su mejor esfuerzo por obedecer, Jesús la lleva al extremo. Jesús les dice que el adulterio no es sólo tener relaciones sexuales al azar, pero en realidad es mirar a alguien con lujuria, con intención inmoral. Esto es muy importante, ya que significa que verdadera obediencia a Dios esta no sólo en nuestras acciones físicas, sino también dentro de la intención de nuestro corazón.

Ser seguidor de Cristo va más allá de la obediencia a las reglas y hacer lo que le dicen; en realidad es permitir que Dios cambie tu corazón. Cuando te entregas a ti mismo a Jesús, te darás cuenta de que Dios no se limita a hacer reglas para sacar la diversión de tu vida.; Su deseo es protegerte. Él es nuestro Padre Celestial que nos ama tanto, y cuando Él nos dice que hagamos algo, por lo general es para evitar que nos quememos. Siguiendo las enseñanzas de Jesús significa que confiamos en Dios con toda nuestra vida, y nosotros creemos que su camino siempre será mejor que el nuestro.

Pide a Dios que cambie tu corazón hoy. Pide a Dios la fuerza para seguir sus enseñanzas, porque no podemos hacerlo por nuestra cuenta. Dile en donde estás flaqueando y las tentaciones con las que estás tratando, y pídele que reemplace tu deseo de pecar con un deseo de él. Agradece a Dios por perdonar todos tus pecados, y pídele que te ayude a amar más diariamente. Lee los capítulos 15 y 15 de Juan y pídele a Dios que te hable.