Cuando realmente miramos en la vida de Jesús, nos damos cuenta de que si Él estuviera en la tierra hoy en día, probablemente estaría pasando el rato en el skatepark en lugar de estar con políticos o gente de poder. Es por eso que la vida de Jesús fue tan increíble; Era un rey que vivía entre los campesinos, Él es Hijo del único y verdadero Dios, pero nunca vivió una vida de realeza. Su vida rompió todas las reglas de la sociedad y algunos lo amaba por ello, pero la mayoría lo odiaba. Podemos ver como esa lucha se desarrolla en el libro de Lucas; un gran banquete se realizó por Jesús, y durante la comida, en lugar de estar con los líderes religiosos y las personas más poderosas en la mesa, Jesús estaba más interesado en pasar tiempo con los pecadores y los marginados. Esto hizo que los líderes religiosos se enojaran, porque ellos pensaban que eran los más importantes. ¿Por qué Jesús no estaba hablando con ellos? ¿Por qué Jesús estaba desperdiciando su aliento con estas personas sucias e indignas?

¿Ha habido alguna vez en tu vida en la que no te sentiste digno? Hace algunos años fui de gira con una marca de skate, pasamos dos semanas viajando por todo el país junto con otros 10 skaters muy buenos. Yo sentí como que todos los demás skaters eran mucho mejor que yo, y el viaje se tornó miserable mientras yo comenzaba a decirme que no merecía estar allí. Eventualmente me acerqué al dueño de la empresa y dije, “yo no debería estar en esta gira. Tal vez debería ir a casa temprano porque obviamente no soy lo suficientemente bueno para estar aquí”. El dueño de la marca sólo me miró con compasión y dijo: “Yo sé lo que estoy haciendo, te traje aquí por una razón”. Esas pocas palabras cambiaron completamente mi perspectiva, porque el hombre encargado me llamó digno, a pesar de que me sentía inútil.

La verdad es que ninguno de nosotros es digno de ser seguidores de Jesús. Todos hemos pecado y le hemos desobedecido; no hay manera de que podríamos nunca ser lo suficientemente bueno. La buena noticia es que Jesús vino a salvar a los pecadores; Él sabe que nosotros le hemos fallado, él conoce todos nuestros errores, y sin embargo, todavía promete perdonarnos. Jesús no espera que seamos perfectos, y Él no nos está pidiendo justifiquemos todos nuestros males; Él sólo quiere que creamos en Él. En el libro de Lucas, Jesús dijo: ” No son los sanos los que necesitan médico sino los enfermos. No he venido a llamar a justos sino a pecadores para que se arrepientan”. Jesús estaba más interesado en pasar tiempo con los marginados y los indignos, porque a diferencia de los líderes religiosos, ellos sabían que necesitaban de un salvador. Jesús vino para hacer dignos a los indignos, para convertir a los pecadores en santos, e invitar a los marginados a ser sus hijos e hijas.

Sabemos que nuestro pecado nos hace indignos de un Dios santo, pero él promete perdonarnos si nos alejamos de nuestro pecado y seguimos a Jesús. Dile a Dios tus errores hoy, pídele que limpie tu libro, y te ayude a alejarte de tu vida pasada de pecado. Dale gracias por enviar a Jesús para salvarte, y dale gracias por amarte y perdonarte. Lee el capítulo 3 en el libro de Juan, y pídele a Dios que te hable a través de su Palabra.